Hoy abrí la puerta y no la cerré,
miré a los ojos al miedo y no vacilé,
le dije lo siento pero no será esta vez.
Esta vez, por el cerrojo no miré,
abrí la puerta y entré.
El miedo se hizo mucho más pequeño
de lo que nunca imaginé.
El mejor consejo que podría dar,
es que si empiezas a dudar,
no hay tiempo de esperar más,
cierra los ojos, hazlo sin pensar.
Las trabas y los fantasmas uno mismo los inventa,
imágenes vivas de nuestra inseguridad.
Qué bien se siente cuando logramos al miedo abrazar,
poder mirar atras y reir,
reir y sonreir.
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