PINTADA 29/1

sábado, 27 de noviembre de 2010

Hay un día.

Hay una mañana en que sin saberlo uno nace.
Hay un día en que sin creerlo, se enamora.
Hay un día en el que se comienza a escribir una poesía.

Recuerdo un día,
era uno de esos cualquiera, todo fluía.
Caminaba sin decir nada por esas callesitas que tiene corrientes
que son siempre un mundo de gentes;
cuando te vi.
Llevabas unas botas largas, una vincha extraña,
me llamaste la atención,
un vestido floreado,
estábamos en Junio, ¡siquiera verano!.

Estabas sóla, parada,
observándolo todo, cómo la gente pasaba.
Te invité una cerveza a ver si funcionaba,
sinceramente lo descreía, pero no perdía nada, si lo intentaba.
Me dijiste amablemente que sí,
me sorprendí,
recuerdo... qué feliz fuí.

Pasaron las horas, los meses,
vinieron inviernos, veranos, todos diferentes.
Tomamos mates amargos también dulces,
uno no es el que los ceba sino la vida.

Pero hay un día en que todo se acaba.
Hay un día que caen las lágrimas.
Las sonrisas, son imágenes lejanas, borrosas que escapan deprisa.
Por más de los mil encuentros en que felices regalábamos risas al viento,
no hay más vuelta que darle, es el momento.
se termina, se termina...

Y estos ojos tímidos que lloran saben también que no son del todo por tristeza,
tienen también un dejo de alegría; cuando algo llega a su fin,
viene de la mano, un nuevo comienzo.
Y aquel comienzo no será esta poesía
que en estas últimas palabras;
se t e r m i n a.

1 comentario:

  1. "Pero hay un día que todo se acaba"

    Cuan cierto es esto. Se acaba y la mayoría de las veces no hay nada que se pueda hacer para remontarlo. Muy bueno pibe!! Abrazo.

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