PINTADA 29/1

domingo, 25 de julio de 2010

XLIX

Siempre listo con tu botiquín
siempre listo para diparar ese misero balín
vos sabías muy bien que eras el único médico aquí,
el único con la autoridad para sedar a todos en el lugar.

Fuiste siempre diferente y lo quisiste demostrar
tanto te esforzaste en enseñar, que olvidaste lo importante de verdad
¿será que tus raybans oscuros no te dejaron mirar?
¿será que tu alma preferió aplastar?
y con ella, a todos los que habitaban esta ciudad.

A todos juzgaste con tu moral
falsas quimeras y preceptos supiste crear
siempre del útero de tu debilidad
vienes de la mano de la soledad
con ausencia de tu propia identidad
te mezclas y camuflas segun la ocasión
siempre colocando cadenas y esposas en tu propio corazón
primero siempre lo superlógico, privilegiando la razón,
no invitaste a Dionisio, a ninguna reunión
y así te fuiste haciendo triste y solo, sin opinión
maleable cual plastilina, prostituiste tu alma por la aceptación
querías estar ahi, sentir el calor de la multitud.

¡Cuántas noches soñaste con tu ataúd!
la gente coreando tu nombre, creyéndote que eras el gran hombre
reventado por un trabajo que solo te llenaba de nada envuelta en sobres
y sobre el final, diste lo que recibiste
juicio, envidia y sufrimiento; la mejor ropa que alguna vez vestiste.


( Esta la hice con Francisco Vuisso, un amigo, la construímos haciendo un verso cada uno tipo ping-pong )

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