LIII

Toqué fondo sin saber,
a todos nos pasa, no nos damos cuenta
hasta que nos caemos, y se nos hace dificil dar la vuelta.

Miré a tus ojos sin miedo a perder,
qué tonto fuí
en un segundo se fueron mi vida y mis sueños
y le diste a todo un tinte diferente,
supiste enseñarme cuanto vale cada segundo sin verte,
cuando vale un abrazo en el momento indicado,
cuando vale un beso bien dado,
me enseñaste a reir llorando,
cantar, callando.

Me enseñaste que la felicidad

se encuentra cuando uno menos se lo espera,

que hay bien que por mal venga,

que hay cosas que no se dicen, que es mejor cuando se calla,

y en el silencio, en el silencio pasan las cosas más bellas.

En el silencio tus manos

en el silencio las mias

una caricia lleva a la otra.

Mi sexo en tu sexo,

tu boca en la mia,

la oscuridad es complice,

la luna de lejos, envidia,

estás divina.

Las horas transcurren taciturnas,

el sol perdeserlo no quiere,

se asoma a paso lento por la ventana,

sin decir nada.

Seguimos allí,

los primeros rayos se van filtrando por la persiana...

Inmunes a todo podríamos jurar,

nada allá; en el afuera puede pasar.

Me encantaría poder grabar este momento

decirle al reloj, “te quedas quieto o pierdes la vida,”

lastima que todo a veces no sale como se lo imagina...

El tiempo es tirano,

si los segundos nos corren,

las horas, nos matan.

Y otra vez…

La rutina.