III

Escupís fuego y cantás
miras a la tribuna y gritás.

Ya no tiene sentido pegar,
estás sangrando y la pelea,
todavia no empezó.
Pedís la toalla blanca,
tiempo para respirar,
sos un toro hendido,
tenés los días contados
pero querés pelear.

El error no está en la definición
sino en su premonición,
caminaste por la cornisa
ida y vuelta, muriendote de risa,
con las pupilas dilatadas,
y volando, volando
sin controles
sobre mares con diferentes sales y olores.


Nada más crudo que la realidad,
nada más ficción que la realidad.

Pero, a quien culpar?
por tanta estupidez
por tanto mal
a quien culpar?
si mañana no hay que comer
y tenés que salir a robar
a quien culpar
cuando hablás y no hacés nada
a quien culpar
si apenas te levantas de la cama
a quien culpar
que estas palabras, no lleguen a ningun lugar....