XXII

El lento acaecer de los árboles,
juegan, tranquilos con el viento y las flores,
que miran siempre al sol, los girasoles,
el sol y las estrellas,
bello cuadro, forman todas ellas,
tu espalda y tus lunares,
aveces los cuento, tienes centenares!.

En el cesped, quedarse dormido mirando al sol,
en el mar, jugar con la tibia arena, construyendo castillos que nunca son,
mirar al cielo y encontrar figuras que luego, ya no están,
riendo entre los dos, de cosas que vienen y se van.

De eso trata la vida, saber reir entre tanta mentira,
aprender a cantar en la miseria,
a silvar, por más que no todo valla tan genial,
encontrar en lo simple no el principio sino; el final.
Ver en una sonrisa algo más que una estética superficial,
recorrer de lado a lado tu cuerpo besandolo,
solo para que al final me digas, "todavía no".

De esto trata la vida también:
de caer y caer, sin esperanzas de comprender
hacia qué lugar hay que correr,
de morir sin saber,
a donde vamos a ir luego de estar aquí,
de amores no correspondidos
de desencuentros,
de siempre inviernos,
eneros sin amores
¿que sentido tiene la vida sin aquellos tan dulces errores?

De todo eso trata la vida
y de yo no sé más de qué,
es que entre idas y venidas,
me di cuenta que al final todos los caminos
van hacia las mismas avenidas.

Entre idas y venidas,
me di cuenta que nada sabía
y es por eso que escribí esta poesía
intentando abarcar en palabras toda una vida,
pronto entendí, era tan solo una utopía.